Sansón nos enseñó que a pesar de ser escogido por Dios cometió errores, errores que ponen en peligro su misión. No solo se casa con una joven filistea, también incumple uno de sus votos y enojado deja su esposa abandonada y se va a pasar su ira y ego dolido a casa de sus padres.
Hoy estaremos hablando de otro problema de este juez de Israel. Recordemos que había dejado a su esposa abandonada, después de lo que había insistido para casarse.
“Aconteció después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo, que Sansón visitó a su mujer con un cabrito. Al llegar dijo: Entraré para ver a mi mujer en la alcoba. Pero el padre de ella no lo dejó entrar, sino que le dijo: Pensé que la aborrecías, y la di a tu compañero.”
Jueces 15:1,2
Después de abandonar a su esposa y pasado un TIEMPO, regresa a verla y trae un cabrito, ¡así no más! Resulta que ya no tenía esposa y podemos pensar como muchos, por qué el padre caso de nuevo a la joven, por qué la joven consintió en hacerlo. Sin justificar a los filisteos también es verdad que Sansón había huido enojado y después de algún tiempo regresa como si nada y un regalito. No le suena familiar, cuantas veces en el matrimonio o en nuestras relaciones personales actuamos de la misma forma. Nos enojamos y cuando se nos pasa regresamos como si nada y esperamos que todo siga igual. ¡No es posible que una relación funcione de esa forma!
Y, ¿Cuál es su reacción? Se llena de ira, furia y a tomar venganza. “Sin culpa seré esta vez respecto de los filisteos, si mal les hiciere.” Estaba más que justificado, pensaba él.
Cazo trescientas zorras a cada pareja le ato una antorcha y las soltó por los campos sembrados, la tea incendiaría, no quedo nada de las cosechas y los alimentos.
Dios usa a Sansón para cortar la cadena de suministros a pesar de que Sansón no cumple su parte. El actuó por ira y venganza.
Por supuesto que a los filisteos no les gusta nada y buscan al responsable. “¿Quién hizo esto? Les contestaron: Sansón” y continúan las venganzas, queman al padre con su hija. “Ya que esto habéis hecho, juro que no descansaré hasta que me haya vengado de vosotros.” La venganza, la ira se convierte en una historia de nunca acabar. Es cierto que el propósito de Dios se cumplió, Sansón se convirtió en un problema para los filisteos les ocasiono “gran mortandad”, pero a qué costo personal. Si hubiera obedecido a Dios las cosas serían diferente.
¿Cómo reaccionamos nosotros hoy cuando nos hacen mal? Al estilo de ojo por ojo o dejamos la justicia a Dios y perdonamos como nos enseñó Jesús.
Un gran ejercito de los filisteos fue hasta Judá buscando a Sansón, tres mil hombres del pueblo de Israel lo van a buscar, finalmente vemos a este hombre más pausado, no me maten yo me voy a entregar. El detalle de las cuerdas nuevas con las que le amarraron no lo debemos pasar de alto. Él estaba dispuesto a colocarse a sí mismo en una posición difícil y confiar en Dios para que cuidara de él.
Los filisteos gritaron cuando lo vieron llegar amarrado e indefenso. Dios tenía otros planes “el Espíritu de Jehová vino sobre él” 15:14
Nuevamente vemos a Dios obrando a través de él, con una quijada de asno mato a mil filisteos. Este es el único juez que actuaba solo, pero no lo necesitaba con Dios podía hacer un acto heroico como este. Al terminar estaba cansado y con sed, con fe se dirigió a Dios el origen de su fuerza: “Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?” y “abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó.” Su Señor no le defraudó, a pesar de su forma Sansón no dejo nunca de confiar en Dios porque sabía que su fuerza estaba en él. ¿También nosotros lo creemos así?
“Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años.”
Sansón actúa como niño, hace sus berrinches, pero no deja de confiar en su Padre celestial. La triste historia de su esposa filistea termina en una gran victoria para el juez. Se imagina que las cosas hubieran sido diferentes, que Sansón se hubiera comportado de una forma más fiel, que en vez de venir el Espíritu de Jehová a ayudarle en determinadas circunstancias estuviera siempre con él. Y este es el segundo enigma que nos propone este hombre.
Si nosotros confiáramos en Dios, en vez de entristecer al Espíritu Santo que mora en nosotros, nos embriagáramos en él. Que saciáramos nuestra sed en la fuente de vida que es Jesús.
¿Cómo sería yo? ¿Cómo sería usted? ¿Qué grandes cosas haría Dios por medio nuestro?