Un saludo lleno de bendiciones tengan ustedes amados hermanos. Cuando comenzamos el estudio dijimos que este libro tiene todos los ingredientes de una novela. Y estamos en el desenlace y agradecidos a Dios por todo lo que hemos aprendido en él.
Booz gano la negociación con el pariente más cercano para redimir a Noemí y su nuera. Cuando las cosas se hacen bien, comienzan bien y terminan bien. Casi llega el momento que hemos estado esperando, la boda, pero antes se nos va a decir el por qué y lo importante del mismo. Las bendiciones y buenos deseos de los ancianos del pueblo.
“Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón.”
Los ancianos podían atestiguar que ya lo que había sido de la familia de Noemí ahora le pertenecía, se convertía en el redentor de ellos. Si nos quedamos con esta parte que Booz solo le interesaba el dinero y ampliar sus posesiones nos perdemos en el significado de esto. Su alegría va más allá de eso, nos dice que toma a Rut como su mujer con qué objetivo “para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar.” Su interés no solo es económico, esta movido por el amor a Rut y el deseo de restaurar la memoria de la familia. Es un gozo genuino.
“Vosotros sois testigos hoy” ¿Testigos de qué? De las cosas que ha dicho, ahora esto me pertenece, me voy a casar y restaurare la memoria de la familia. Estos ancianos también son testigos de la unión de Booz y Rut.
Muchas veces desestimamos cumplir con lo legamente establecido a la hora de casarnos, ni siquiera un acto formal. Notemos lo importante que es esto en este libro, cumplir con todo. Nosotros a veces pasamos por alto esto. El contexto nos va a decir que es la boda a lo que se refiere aquí.
Se nos dice que no solo los ancianos sino todos los que se reunían en la puerta al parecer se interesaron por lo que estaba sucediendo y ante las palabras de Booz dijeron: “Testigos somos.” Una boda siempre llama la atención y llena de alegría y más si estamos hablando de uno de los hombres de buena posición de la ciudad y una mujer viuda joven forastera que ha dado testimonio de sus virtudes.
Por esta razón dan una serie de bendiciones a la pareja. Primero que tu mujer sea como Raquel y Lea, las madres del pueblo de Israel. Es una bendición grande y que de alguna forma va anunciar la importancia de esta unión en el futuro para el pueblo de Israel y para toda la humanidad. Como Fares hijo de Tamar y Judá, es él el que da origen al pueblo de Belén, fue un hombre feliz y próspero.
Con esto que querían decir “tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén” eran sus deseos con estas bendiciones.
“Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo.” El desenlace que todos estábamos esperando, al fin se casaron, deben haber sido una pareja bonita, existía amor entre ellos. Vea la expresión tomó a Rut y ella fue su mujer, nos recuerda la idea del matrimonio de Génesis de unirse y ser una sola carne tanto en el ámbito físico como el personal y espiritual.
Entonces reciben una última bendición de parte de Dios, permite que salga embarazada y tuvieran un hijo. Cuando hacemos las cosas bien en nuestras vidas y actuamos conforme al propósito de Dios siempre vamos a contar con su bendición.
Que felices nos sentimos con un final así, el hombre prospero de la ciudad se casa con la viuda forastera y pobre. Es mucho más que eso, Rut es una mujer excepcional había dejado todo por el Dios de Israel sin esperar nada a cambio. Es lamentable como muchos hoy día acuden al Dios de Israel esperando o reclamando fortuna, salud o gloria de parte de él.
A Dios lo adoramos por lo que ha hecho por nosotros, él nos ha redimido por medio de su hijo sacándonos de la pobreza y muerte espiritual. Por esta razón le amamos y guardamos sus mandamientos. Como Rut y Booz, si comenzamos bien terminamos bien en cualquier cosa que nos propongamos hacer en nuestra vida. Recibiremos tanto la bendición o aprobación de los que están a nuestro alrededor como la del Dios altísimo.
Si hermanos estábamos muertos, pobres y sin esperanza como Rut cuando decidió seguir al Dios de Noemí y por esa decisión todo eso cambio para ella como también para nosotros. Ya no era la viuda pobre, ahora era la esposa honorable. Igual nosotros ya no más:
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” 1ra Ped 2:9,10