Que la gracia del Señor sea con todos nosotros. El amor es un sentimiento esencial en la vida cristiana. Una manifestación del fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas. Una forma de mostrar el amor de Dios hacia nosotros con los demás.

Y en la carta a Filemón, Pablo nos ha mostrado ese amor que “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Cor13:7 Cómo presentar un esclavo fugitivo que se había convertido al cristianismo, a su amo cristiano ¿Cómo manejar el tema de la esclavitud? Los esclavos eran personas sin derechos, objeto de propiedad. La única solución posible se basa en el AMOR.

Pablo dice algo revolucionario para su época “Parece que perdiste a Onésimo por un corto tiempo para que ahora pudieras tenerlo de regreso para siempre.  Él ya no es como un esclavo para ti. Es más que un esclavo, es un hermano amado, especialmente para mí. Ahora será de más valor para ti, como persona y como hermano en el Señor.”

Mis mayores decían: “Dios escribe recto en líneas torcidas” este parece el caso de Onésimo había huido de su amo, le había causado prejuicios. En su providencia, permitió el Señor que Onésimo dejará de estar perdido y encontrará la salvación en Cristo convirtiéndose en cristiano. Como hombre era esclavo sin embargo ahora era libre espiritualmente hablando.

Y un cristiano debe dar frutos, dejar de huir y enfrentar a su amo por causa de su desobediencia. Pablo le debe haber animado a cumplir con lo establecido en las leyes, pero no le deja solo, sugiere unos cambios en relaciones que vienen hacer una revolución en el mundo que vivía. No podía acompañarle y escribe esta carta para no dejarle sin ningún tipo de apoyo.

Hermanos nos toca a mucho de nosotros aconsejar a otros hermanos a cumplir con lo establecido en las leyes de nuestro país o la Palabra de Dios. Rara vez acompañamos en el proceso al hermano que necesita que lo acompañen de la misma forma en que necesita un consejo.

La idea de Pablo es revolucionaria, no solo es una persona es tu hermano en la fe, aunque es un esclavo es un igual. Trátalo como tal lo que en sí era un cambio radical en la sociedad romana.

Ahora Onésimo si va hacer honor a su nombre, es más útil y provechoso porque es más que un esclavo es tú hermano en la fe. Y le dice: “Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo a él como me recibirías a mí. Si te perjudicó de alguna manera o te debe algo, cóbramelo a mí.”

Pablo va más allá y le dice a Filemón acéptale como si de mi persona se tratase. Dale las mismas atenciones que me darías a mí. Es una prueba de la fe y el amor del hermano Filemón, lamentablemente desconocemos el desenlace de esta historia. Optamos por pensar que todo se desarrolló tal cual el apóstol le pidió a este amo.

Notemos algo, Pablo asume la posición de redentor, si algo te debe cóbramelo a mí, lo mismo que hizo Cristo por nosotros. Esto es el cristianismo práctico no se queda en decir que Cristo murió por nosotros y es el mayor ejemplo de amor que podamos conocer, se manifiesta en que sus seguidores también muestran ese amor así todo aquel que lo necesita.

No es un ministro diciendo esto es lo que hay que hacer y ya, Pablo lo dice y también da el ejemplo a Filemón de que él vive lo que sus palabras dicen.

“YO, PABLO, ESCRIBO ESTO CON MI PROPIA MANO: «YO TE LO PAGARÉ». ¡Y NO MENCIONARÉ QUE TÚ ME DEBES TU PROPIA ALMA! Sí, mi hermano, te ruego que me hagas este favor* por amor al Señor. Dame ese ánimo en Cristo.”

Para que no quede duda alguna le ratifica Yo te lo pagaré. Recordemos que ya Pablo era un hombre anciano y para escribir se auxiliaba de hermanos a los que les dictaba su carta. Parte de su confirmación es que él está escribiendo la carta de su puño y letra como garantía de sus palabras y sinceridad para con el hermano Filemón.

Y le recuerda algo que nos hace pensar que el hermano se convirtió al Señor por el trabajo misionero de Pablo sino directamente al menos de forma indirecta. No obstante, no lo pone en un plano de obligación o pago de favores o deudas. La solicitud por Onésimo la sigue haciendo de favor, donde prime el amor tanto a Dios como al prójimo. No por obligación, pena o presión, sino que emane de un sentimiento sincero de su lealtad a Cristo.

Conforta mi corazón en el Señor dice Pablo.

Un esclavo fugitivo, un amo con perjuicios y un apóstol de Jesucristo que tiene que limar todas estas asperezas. ¿Cómo solucionar tal problema? ¿Qué pautas nos deja a nosotros para enfrentar soluciones similares?

La clave que nos da Pablo es el amor. El amor que tenemos por Dios nos debe llevar a obedecer lo que esta legalmente establecido, hacer lo correcto, aunque nos pese. El amor nos debe obliga no a demandar si no a solicitar, a pedir de favor algo a otro hermano, esperando y confiando que ese amor mueva al otro hermano a ser reciproco y devolver el gesto.

La clave también está en que el cristianismo es para vivirlo y no solo para enseñarlo. Para que todos vean a Cristo en nuestras vidas. En que los lideres no solo aconsejan también acompañan. Eso solo puede producir un resultado “Mientras escribo esta carta estoy seguro de que harás lo que te pido, ¡y aún más!” Pablo estaba seguro que Filemón era un cristiano verdadero y haría lo que le estaba pidiendo y mucho más. ¿Libertaría al esclavo? ¿Se lo devolvería a Pablo en sus prisiones? No sabemos. Lo que, si supone un reto para nosotros hoy como cristianos, Dios nos ayude hacer lo que nos corresponde ¡y aún más!