Ir a descargar

Un saludo para ti donde quiera que nos escuches, el Señor te bendiga. Nos encontramos estudiando el libro de Jueces, ya terminamos el capítulo 9 con la triste historia de Abimelec hijo bastardo de Gedeón.
Hoy es el episodio número 12 de esta serie y los invito a sentarnos y reflexionar por unos minutos lo que hemos aprendido hasta el día de hoy. Al menos quisiera compartir lo que para mi vida espiritual ha sido más importante. Seis jueces un mensaje.
Es un periodo de oscuridad, de altos y bajos espirituales. Quizás esta sea una de las razones por la que muchos nos identificamos con este periodo de la historia de Israel. El pueblo se olvida de Dios, se va tras otros dioses al punto de que la ira de Dios se manifiesta y envía alguno de los pueblos vecinos a oprimirlos y molestarlos. ¿Cuántas veces en nuestras vidas nos comportamos así? soy cristiano, pero no tengo tiempo de serlo y poco a poco me alejo de Dios.
“7 Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel,” Jueces 3:7-8
Cuando los opresores llegan, el pueblo se vuelve a Dios, Jehová muestra su amor y misericordia y levanta un libertador. El rey de Mesopotamia oprimió al pueblo durante ocho años. Fue cuando se levantó Otoniel, sobrino de Caleb, el Espíritu de Jehová vino sobre él, le hizo frente al opresor y nos muestra que Dios es poderoso.
¡Cuán débil somos que no aprendemos la lección!, el pueblo vuelve a la idolatría después de cuarenta años de paz. El enemigo es Moab, el libertador es Aod, un hombre con una característica considerada un impedimento en su época, era zurdo. Esto no impidió que cumpliera con su misión de liberar al pueblo de Dios del tirano.
No deja de reconocer quien es el verdadero héroe: “Seguidme, porque Jehová ha entregado a vuestros enemigos los moabitas en vuestras manos” y usted y yo amigo oyente, nos damos cuenta que para Dios no hay imposibles, lo reconocemos como el verdadero héroe de nuestras vidas.
No hace falta que se lo recuerde, el ciclo se repite, ahora son los filisteos lo que asolan la tierra. Samgar un hombre valiente usa lo que tenía a mano, una aguijada de buey, mata a seiscientos filisteos, de él se nos dice que “también salvo a Israel” hermanos ya Dios ha puesto en nuestras manos lo que necesitamos para ganar nuestras batallas, para llevar adelante a su obra, úsemelos y úsemelos bien.
La mujer también tiene su representación en este periodo. Deborah, jueza y profetisa, temerosa de Dios, tiene que llamar a Barac y recordarle el llamado que Jehová le había hecho como libertador de Israel. Cuantas veces necesitamos de un hermano o hermana que nos recuerde quienes somos y como debemos actuar. Por otro lado, Barac demostró su valentía al lanzarse sobre el ejército cananeo y sus carros herrados, confió en Dios y Jehová peleo por él. Solo confiemos y el Señor hace el resto.
Por ultimo Gedeón, un hombre lleno de dudas y temores, con poca fe. Dios fue trabajando con él, su fe y confianza en el Señor se restableció poco a poco. Con solo trescientos hombres derroto a un ejército grandísimo. ¿Cómo lo hizo? Se puso en las manos de Dios y el Señor no le defraudo. Dejamos que Dios nos moldee y transforme, confiamos en su gracia y su poder.
El pueblo de Israel estaba en un círculo vicioso, no dejaban la idolatría y cuando el zapato le apretaba se acordaban de Dios. El Señor en su misericordia y fiel a sus promesas levantaba un libertador.
En que condición espiritual me encuentro hoy delante de Dios. Soy cristiano, ¿pero él está formando parte de mi vida?, acaso no estamos inmerso en una guerra espiritual. La situación que vive hoy el mundo nos da una oportunidad de hacer un alto en nuestras vidas, examinarnos y … sabe, algo que he aprendido hasta hoy de estos cinco jueces es una sola enseñanza: por muy lejos que estemos de Dios, cuando nos regresamos él siempre nos recibe de vuelta. Ya Cristo es nuestro libertador y ha hecho todo los que necesitamos para que seamos libres.
Así que yo hoy digo Señor aquí estoy, he extraviado mis pasos muchas veces, no quiero hacerlo más y la única forma es que confié en ti y me dejé guiar por tu mano.

El pueblo de Israel extravió el camino, pero siempre hubo hombres y mujeres de fe, hoy nos toca a nosotros ser esos hombre y mujeres de fe.