Al igual que el resto de elementos que rodean y emanan de la actividad y desarrollo humanos, la moral y la ética también se encuentran sujetas a los procesos de transformación histórica. Las diferentes corrientes de pensamiento, la actividad cultural e intelectual, la evolución científica o el tipo de concepción que posee el ser humano de sí mismo son fruto del contexto sociocultural, político y económico del momento y el lugar en el que aparecieron y se desarrollaron (Hernando, 2014).
La esclavitud era la más deshumanizante situación que podía soportar una persona; ha existido desde tiempos inmemoriales en tanto que forma de avasallamiento y apropiación de la fuerza de trabajo por parte de sus semejantes.
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